martes, 29 de septiembre de 2020

PABLO NERUDA, POETA.

Pablo Neruda, fue un poeta que nació en la Araucanía chilena el 12 de julio de 1904, su talento poético es indudable, recibió el premio Nobel de Literatura en 1971 por su admirable trabajo.  


Murió el 23 de septiembre de 1973, en su casa de Isla Negra, su causa aun no se ha podido determinar, desde hace varios años se lleva a cabo una investigación a pedido de su familia,  todo parece sugerir que habría sido envenenado. 



Soneto XXII

Cuántas veces, amor, te amé sin verte y tal vez sin recuerdo,

sin reconocer tu mirada, sin mirarte, centaura,

en regiones contrarias, en un mediodía quemante:

eras sólo el aroma de los cereales que amo.

Tal vez te vi, te supuse al pasar levantando una copa

en Angola, a la luz de la luna de Junio,

o eras tú la cintura de aquella guitarra

que toqué en las tinieblas y sonó como el mar desmedido.

Te amé sin que yo lo supiera, y busqué tu memoria.

En las casas vacías entré con linterna a robar tu retrato.

Pero yo ya sabía cómo era. De pronto

mientras ibas conmigo te toqué y se detuvo mi vida:

frente a mis ojos estabas, reinándome, y reinas.

Como hoguera en los bosques el fuego es tu reino.


De su libro Cien sonetos de Amor, publicado originalmente en Argentina en el año 1959, dedicado a su amada Matilde Urrutia.

martes, 25 de agosto de 2020

EL CUERPO GRITA... LO QUE LA BOCA CALLA.

"La enfermedad es un conflicto entre la personalidad y el alma" 

                                                                   (Dr. Edward Bach)



"Nuestro cuerpo grita lo que no sabemos como decir y preferimos callar y almacenar para después, los síntomas que aparecen de manera repetitiva aún ante un diagnóstico y estando bien medicados nos dicen que esta pasando a nivel emocional".

"Nuestro cuerpo es sabio y habla, por eso hay que aprender a escuchar qué es lo que nos quiere decir, y desde ahí, ir a la situación que nos genera malestar, sanarla y vivir sin hacernos daño". 

Reflexión de Nelson Torres, Doctor en Psiquiatría (UCV) y experto en Psico-neuro-inmunolinguistica PNL en Venezuela.


 

lunes, 10 de agosto de 2020

EMOCIONES TÓXICAS

Apego Dependiente

El apego es un vínculo emocional que construimos con otras personas y se  desarrolla durante la infancia con los primeros contactos.


En su artículo "Dependencia Emocional - Apego patológico", el Lic. Manuel Escudero, psicólogo clínico, nos dice: La dependencia emocional es un patrón psicológico que incluye, necesidad de que otros asuman la responsabilidad en las principales parcelas de su vida, temor a la separación de las personas, dificultades para tomar decisiones por sí mismos, dificultades para expresar el desacuerdo con los demás debido al temor a la pérdida de apoyo o aprobación, se siente incómodo o desamparado cuando está solo debido a sus temores exagerados a ser incapaz de cuidar de sí mismo y preocupación no realista por el miedo a que le abandonen y tenga que cuidar de sí mismo.

Las personas con dependencia emocional suelen tener o iniciar relaciones poco sanas y tienen sentimientos excesivos y poco adaptativos de temor a que la relación se acabe en algún momento.
Es común que estas personas no piensen en sus necesidades, que se anulen a sí mismos a favor de su pareja, familia o amistades y tienden ser muy sensibles a la aprobación de sus actos por parte de estas personas.

Causas de la dependencia emocional

En realidad, la dependencia emocional es un rasgo de personalidad, pero si se presenta un grado alto de dependencia, hablamos de un trastorno. (Está definido en el DSM-IV-TR / Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales)
En los niños se detecta porque presentan una actitud inmadura con relación a los que les cuidan u orientan, ya que necesitan, de forma exagerada, la presencia y la aprobación de una persona concreta a la que se pueda referir y con la que se puede identificar.
La dependencia se intensifica por una educación sobreprotectora o que inculque temor, por ejemplo un hijo puede desarrollar una dependencia emocional con su madre sobreprotectora. Esta vinculación afectiva tan excesiva se co-rrelaciona con trastornos de apego.

En el fondo de una dependencia emocional elevada, se encuentra una baja autoestima y un alto grado de inseguridad. También hay un gran miedo a estar emocionalmente solo, lo que repercute en la calidad de la pareja ya que lo que mantiene el vínculo de pareja es un miedo persistente a que la relación se acabe.

Se puede identificar a las personas con dependencia emocional por conductas (síntomas) como:

  • Baja autoestima y auto-desprecio.
  • Buscan relaciones de pareja teniendo poco criterio, no son asertivos.
  • Tienen tendencia a depresión o ansiedad.
  • No asuman responsabilidades.
  • Dificultad en la toma de decisiones.
  • Inseguridades
  • Pueden tener problemas para hacer cosas por si solas.
  • Dispuesto a obedecer y ser subordinados de forma desproporcionada.
  • Poco adaptable a nuevos entornos o situaciones.
  • Temor al rechazo y dificultad para dar su opinión. (Necesidad de agradar)
  • Dificultad para iniciar proyectos por su cuenta.
  • Falta de confianza en su propio juicio y capacidades.
  • Dispuestos hacer tareas no deseables por mantener la relación de dependencia.
  • Posición inferior en las relaciones
  • Puede soportar maltrato físico o verbal que puede dar pie al maltrato de género, pensando que la persona con dependencia emocional consiente cosas incondicionalmente.
  • La soledad les hace sentir muy incómodos.
  • No tienen la capacidad de salir de una relación toxica.
  • Sensación de vacío, solo pueden llenar este vacío con otra persona.
  • Auto-anulación, no suele pensar en sus necesidades.

Todo esto no significa que una persona dependiente no haga cosas por sí mismo, lo que ocurre es que necesita el apoyo o la aprobación de otra persona para reforzar su auto-eficacia.

Nota: puedes leer el artículo completo en:

 https://www.manuelescudero.com/dependencia-emocional-apego-patologico/

viernes, 12 de junio de 2020

FILOSOFÍA Y CINE

BLADE RUNNER.UN ANÁLISIS FILOSÓFICO Y SIMBÓLICO POR RAFAEL MONTERDE





La red de Internet siempre me depara sorpresas, en este caso fue el maravilloso análisis de una película de culto, Blade Runner, cuyo director Ridley Scott nos propone una experiencia total desde la fotografía, la música, la iluminación, el lenguaje simbólico y demás, donde estos "actores adicionales" trasladan al espectador a una experiencia total a nivel de nuestro consciente e inconsciente por igual.

El análisis realizado por Rafael Monteverde Ferrando, de la Universidad Católica de Valencia San Vicente Mártir, para el proyecto de investigación "La Mitología en la Narrativa Audiovisual"  (ttps://www.centrolombardo.edu.mx/investigacion/la-mitologia-en-la-narrativa-audiovisuales realmente  interesante y merece la pena compartirlo.

Después de su lectura vuelve a mirar Blade Runner y verás cuantos velos han caído bajo la nueva mirada del conocimiento.

Aquí te dejo el enlace, espero lo disfrutes. 


https://www.proyectoscio.ucv.es/filosofia-y-cine/blade-runner-un-analisis-filosofico/

                                                                                                                                  Iksha

lunes, 1 de junio de 2020

PSICOGENEALOGÍA

Entrevista a la Dra. Anne Ancelin Schützenberger 



Antigua resistente, tanto teórica como mujer de acción, abierta a todas las innovaciones, psicoanalista, analista de grupo – una de las primeras terapeutas que utilizó el psicodrama de Moreno en Francia – y profesora emérita de psicología en la universidad de Niza, donde dirigió durante más de veinte años el Laboratorio de psicología social y clínica, en otro tiempo colega de Jacques Lacan y de Françoise Dolto, se convirtió en una celebridad en el mundo entero cuando, habiendo ya comenzado la segunda mitad de su vida, publicó un libro que iba a convertirse en un best-seller: “¡Ay mis ancestros!”

La psicogenealogía comprende numerosas teorías y escuelas de pensamiento. Pero es, sin duda, a la Dra. Anne Ancelin-Schützenberger a quien debemos el impulso inicial de este enfoque, especialmente en la sociedad francesa. El hecho de trabajar durante mucho tiempo con enfermos aquejados de cáncer – especialmente con la ayuda del método Simonton, que permite reforzar el sistema inmunitario mediante visualizaciones positivas – hizo que empezara a descubrir en sus biografías extraños fenómenos de repetición, que hablaban de un fenómeno de identificación con personas queridas desaparecidas. Fue así como esta terapeuta inventó el método del “genosociograma” – una especie de árbol genealógico muy especial que priorizaba hechos extraordinarios y/o sobrecogedores y acontecimientos que podían causar una conmoción en bien o en mal, enfermedades, nacimientos, accidentes, casamientos, etc, poniendo de relieve, mediante un juego de gráficos, los lazos afectivos mayores. De esta manera, elaboró el concepto de “síndrome de aniversario”.
“Somos menos libres de lo que creemos, dice Anne Ancelin, pero tenemos la posibilidad de conquistar nuestra libertad y de salir del destino repetitivo de nuestra historia si comprendemos los complejos vínculos que se han tejido en nuestra familia”.
¿Su método? La «Terapia transgeneracional psicogenealógica contextual», cuya misión primera es estrechar el cerco de nuestras «lealtades invisibles» que nos obligan a «pagar las deudas» por nuestros ancestros, lo queramos o no, lo sepamos o no. Como escribe en ¡Ay mis ancestros!: “La vida de cada uno de nosotros es una novela. Vosotros, yo, vivimos prisioneros de una invisible tela de araña de la que también somos uno de los directores. Si enseñáramos a nuestro tercer oído, a nuestro tercer ojo, a comprender mejor, a oír, a ver estas repeticiones y estas coincidencias, la existencia de cada uno de nosotros sería más clara, más sensible a lo que somos, a lo que deberíamos ser.
Usted es psicoanalista, pero cuando recibe a un paciente, se interesa muy poco en su historia individual: le pide que le dé informaciones sobre la vida de sus ancestros. Le hace que escriba fechas. ¿Cómo ha llegado a transformar así el desarrollo de la cura?
En los años setenta, iba a analizar a domicilio a una joven sueca de treinta y cinco años que estaba desahuciada por el cáncer. Los médicos acababan de amputarle una parte del pie y se preparaban, impotentes, a amputar todavía más. Ya que yo era psicoanalista, pedí a esta mujer que dejara libre su mente y me contara todo lo que pasaba por su cabeza. Como ya sabe, este ejercicio habría podido desarrollarse durante diez años. Había el retrato de una mujer joven en la pared del salón. Mi paciente me dijo que se trataba de su madre, muerta de cáncer a la edad de treinta y cinco años. Y bueno, no sé porqué, ese día, esta doble coincidencia de edad y enfermedad me dejó estupefacta. De pronto tuve la impresión de que esta mujer se había programado para caer enferma a la misma edad en que su madre había muerto de cáncer.
 ¿Qué le impedía pensar en la enfermedad como una simple casualidad?, ¿o más bien como una transmisión genética?
Esa es la dificultad que se plantea para todo lo que incumbe al inconsciente, invocar como una causa el azar. En cuanto a la genética, difícilmente podía hacer coincidir las fechas hasta ese punto. Sobre todo porque esta historia me recordó inmediatamente otra… Me acordé de que un día mi hija me había dicho: ”¿Te das cuenta mamá?, eres la mayor de dos niños y el segundo está muerto; papá es el mayor de dos hijos y el segundo está muerto; yo soy la mayor de dos hijos y el segundo está muerto”. Esto había sido una primera conmoción. Esta vez, me dije que iba a verificar con otros pacientes lo que intuía respecto a esta mujer. Les pedí a todos que dibujaran su árbol genealógico y, si era posible, indicaran bajo el nombre de los ancestros los momentos más importantes de la historia familiar. Tuberculosis del abuelo, matrimonio de la madre, accidente de coche del padre. También les pedí que pusieran la edad y la fecha en las que se habían producido tales acontecimientos. Los árboles genealógicos me revelaron repeticiones asombrosas: una familia en la que las mujeres, leucémicas, morían durante tres generaciones en el mes de mayo; una sucesión de cinco generaciones en la que las mujeres se volvían bulímicas a la edad de trece años; una genealogía en la que los hombres eran víctimas de un accidente de coche el día de la primera vuelta a clase de su primer hijo.
¿Cómo pueden explicarse tales repeticiones? ¿Por qué repetimos cosas vividas por nuestros padres o por nuestros ancestros?
Repetir los mismos hechos, fechas o edades que han conformado el drama familiar de nuestros ancestros es para nosotros una manera de honrarlos y de serles leales. Esta lealtad es la que empuja a un estudiante a suspender un examen, con el deseo inconsciente de no estar por encima de su padre socialmente, o a seguir siendo fabricante de instrumentos de música de padre a hijo o, para las mujeres de una misma línea genealógica, casarse a los dieciocho años para dar a luz a tres hijos y, si es posible, niñas…
A veces, esta lealtad sobrepasa los límites de lo verosímil: ¿conoce la historia de la muerte del actor Brandon Lee? Le mataron durante un rodaje porque, desafortunadamente, alguien había dejado olvidada una bala en un revólver que debía estar cargado con balas de fogueo.
Ahora bien, justo veinte años antes de ese accidente, su padre, el famoso Bruce Lee, había muerto en pleno rodaje, de una hemorragia cerebral, durante una escena en la que debía interpretar el papel de un personaje muerto accidentalmente por un revólver que debería haber estado cargado con balas de fogueo.
¡Estamos literalmente impulsados por una poderosa e inconsciente fidelidad a nuestra historia familiar y tenemos una gran dificultad para inventar algo nuevo en la vida! En algunas familias, vemos que se repite el síndrome de aniversario – en forma de enfermedades, muertes, abortos naturales o accidentes – en tres, cuatro, cinco o a veces ocho generaciones. Pero hay una razón más intrincada por la cual repetimos enfermedades, así como accidentes de nuestros ancestros.
Si tomamos cualquier árbol genealógico, vemos que está repleto de muertes violentas y adulterios, de anécdotas secretas, de bastardos y de alcohólicos. Estas son cosas que se ocultan, heridas secretas que no se quieren mostrar.
Ahora bien, ¿qué ocurre cuando, por vergüenza o por conveniencia, no hablamos del incesto, de una muerte sospechosa, de los fallos del abuelo? El silencio que se haga sobre un tío alcohólico, creará una zona de sombra en la memoria de un hijo de la familia, quien para colmar ese vacío y rellenar las lagunas, repetirá en su cuerpo o en su existencia el drama que se le intenta ocultar.
En una palabra, será alcohólico como su tío.
¿Pero esta repetición supone que ese chico sepa algo de esta vergüenza familiar y que haya oído algo sobre su desgraciado tío… verdad?
¡Por supuesto que no! La vergüenza no necesita evocarse en absoluto para pasar la barrera de las generaciones y venir a perturbar un eslabón débil de la familia. Voy a darle un ejemplo de una niña de cuatro años que, en sus pesadillas, se ve perseguida por un monstruo. Se despierta por la noche tosiendo y, cada año, por la misma fecha, su tos degenera en una crisis asmática.
Es el 26 de Abril, me dice la madre. Yo conozco las fechas de la historia de Francia (muchos traumatismos ancestrales encuentran su origen en las persecuciones o en los campos de batalla). El 26 de Abril de 1.915, las tropas alemanas lanzaron por primera vez gas tóxico sobre las líneas francesas. Después, miles de militares franceses de la primera guerra mundial perecieron asfixiados. El hermano del abuelo era uno de esos soldados. Le pido a la niña que dibuje el monstruo que ve en sus pesadillas. Ella dibuja con un lápiz una máscara de gas de la guerra de 1914-1918. Sin embargo nunca había visto una máscara de gas y nunca le habían dicho nada sobre la asfixia del abuelo.
A pesar de todos esos obstáculos, la información pudo pasar. ¿Cómo? Quizá por el hecho de querer evitarlo. El recuerdo del muerto mal enterrado creó en la madre una zona de sombra en la que se ocultó el dolor. Hipótesis: a lo largo de su vida, habrá habido lagunas en la forma de hablar de esta mujer; cada vez que haya encontrado la ocasión de pensar en la brutal muerte de su abuelo (una foto familiar, una imagen de guerra en la televisión), habrá manifestado una conmoción que, sin duda, se habrá expresado primero en la mirada, en la voz o en las actitudes más que en el contenido de las palabras que habría podido quizá intercambiar. Habrá evitado ver cualquier película de guerra… Habrá hablado mal de Bélgica… Habrá tenido miedo del gas…
 ¿Quiere decir que las imágenes, o los secretos de familia, pasan de una generación a otra por telepatía?
No. Por la unidad dual madre-niño. Creo que durante su desarrollo en el útero, el niño sueña como sueña su madre y que todas las imágenes del inconsciente maternal y del co-inconsciente familiar pueden impresionar de esta manera la memoria del niño que va a nacer. Esta hipótesis todavía no ha dado lugar a ninguna exploración científica seria. ¡Sin embargo, nos va en ello la salud!
La fidelidad a nuestros ancestros nos gobernaría… Nuestro inconsciente nos impulsaría a honrarla y, para ello, utilizaría medios sorprendentes: provocar un cáncer, enviarnos bajo las ruedas de un coche. ¿Se podría explicar esto en términos médicos?
En realidad, esta forma de maldición viene de un mecanismo que la medicina conoce cada vez mejor. Toda muerte o idea de muerte provoca en el hombre una depresión. Perder su propia casa o su empleo supone también un duelo. Al entrar en la tristeza del duelo se disminuye la inmunología. Muchas personas piensan de una forma totalmente inconsciente que van a morir a una edad concreta: “Mi madre murió a los treinta y cinco años y yo no sobrepasaré esa edad”, se dice la mujer. A la edad prevista, cae en una depresión que debilita su sistema inmunitario hasta el punto de dar lugar a un cáncer. Es el mismo mecanismo para el accidente de coche: cuando llega la fecha aniversario de un traumatismo olvidado en la familia, alguien puede empezar a arriesgarse de manera insensata y el accidente, evidentemente, se produce. El inconsciente se encarga de todo eso, como si fuera un reloj invisible.
¿Puede evitarse? ¿Se puede salir de la repetición para nacer libremente a la propia historia?
Para curarse de la repetición, primero hay que ser consciente de ella. Recuerde la joven sueca. Cuando la ayudé a darse cuenta de que si sucumbía a su cáncer, no habría ya nadie para poner flores en la tumba de su madre, se operó un cambio radical en su enfermedad. Dejó de tener síntomas, volvió a gozar de más energía y a coger peso, recuperó su trabajo y una vida normal. Si el origen del mal está cerca de la consciencia, visualizar el árbol genealógico y darse cuenta de la repetición, pueden liberar al enfermo del peso de las lealtades familiares inconscientes.
Personalmente, únicamente haciendo que alguien dibuje su árbol genealógico, llego a poner al día en seis horas lo que podía hacer antes en diez años cuando una persona estaba en el diván! Pero veces también sucede que el secreto está tan escondido que la toma de conciencia no da nada. Entonces hay que recurrir al psicodrama. Porque éste ayuda a revivir la emoción de lo que se ocultó y a borrar la tensión que ha podido nacer entre lo que se nos oculta y lo que, de todas maneras, hemos presentido. Hablar, llorar, gritar, golpear, previenen la conversión de la enfermedad psíquica en síntoma somático.Por ello se necesita ponerlo en escena, representarlo. Durante una consulta, puedo invitar a un hombre a tocar la trompeta en un episodio sangriento de la batalla de Sedan, de pie en la alfombra, al lado del diván. Hago que interprete la muerte del bisabuelo en el campo de batalla.
El siglo XX ha sido el siglo de las hecatombes. Por primera vez en nuestra historia, millones de hombres han sido enterrados – a menudo sin sepultura – lejos de su tierra natal y lejos de sus ancestros. ¿Se podría hablar aquí de un enorme malestar transgeneracional en nuestra civilización?
Cuando se sabe que un muerto mal enterrado impide que se pueda realizar debidamente el duelo en la familia, es fácil imaginar que una hecatombe pueda generar un inmenso malestar en nuestra civilización, en efecto. Y no cuento los hijos de los judíos deportados a los campos de concentración que sufren crisis asmáticas, eczemas y violentas jaquecas en las fechas aniversario de la deportación.
Creo que un trabajo terapéutico puede hacerse también a escala de los pueblos y naciones. Cuando un ancestro ha sufrido, es fundamental para la descendencia que su dolor sea reconocido. Fue muy importante para los Armenios ver reconocido recientemente su genocidio por la comunidad internacional, incluso cincuenta años después. Había que matar al fantasma. Y le apuesto a que millones de armenios se han apaciguado en lo más profundo de su ser. Dicho esto, no se necesitan circunstancias tan dramáticas para que el síndrome de repetición deteriore la existencia. Por ejemplo, entre las muchas personas que han venido a mi consulta porque estaban aquejados de trastornos psicosomáticos inexplicables, hay algunos de ellos que tienen pesadillas repetitivas que hacen que suspendan sistemáticamente sus exámenes y tiren por tierra su vida profesional. Pienso en un joven con el que descubrí que desde finales del siglo XIX, catorce de sus primos habían suspendido el bachillerato. Cercamos el origen de este trastorno y finalmente comprobamos que el bisabuelo de este chico había sido expulsado de su casa la víspera del bachillerato porque se había acostado con la criada y ésta se había quedado embarazada. Pues bien, el biznieto llevaba todavía el peso de esta “falta original” cuidadosamente escondida por toda la familia.
¿Cómo explicar la admiración actual por la terapia transgeneracional?
Estamos viviendo un periodo de transformación radical de nuestro entorno y de nuestra manera de pensar, de nuestro ámbito de vida y de su contexto. Muchos terapeutas se encuentran confrontados a casos difíciles que las teorías clásicas no explican o explican mal. Permitir un enraizamiento de la persona en su propia historia forma parte de las soluciones.
¿Puede darnos un ejemplo de deuda en las cuentas familiares?
La deuda más importante de la lealtad familiar es la de cada hijo hacia sus padres por el amor, afecto, fatiga y consideraciones que ha recibido desde su nacimiento hasta el momento en que se hace adulto. La manera de pagar esta deuda es transgeneracional, es decir que lo que hemos recibido de nuestros padres, se lo damos a nuestros hijos, etc. Pero sucede que hay distorsiones malsanas entre los méritos y las deudas. Tomemos un ejemplo clásico: en determinado número de familias, la hija mayor sustenta el papel de madre de los demás niños y a veces de su propia madre que, en ese caso, se hace ayudar, cuidar y apoyar por su hija. Es lo que se llama parentificación. Un niño que tiene que convertirse en padre siendo muy joven, lleva un desequilibrio relación al significativo.
En realidad, es difícil comprender los lazos transgeneracionales, el libro de los méritos y las deudas, porque no hay nada claro. Cada familia tiene su manera de definir la lealtad familiar. Pero el estudio transgeneracional puede aportar otro punto de vista decisivo.
En su trabajo  usted insiste sobre la importancia vital de las “reglas familiares”
Citemos algunas reglas que encontramos a menudo. Existen familias para cuidadores/cuidados: algunos miembros cuidan a otros que están enfermos.También familias en las que la regla es hacer cualquier cosa para que el hijo estudie – el mayor no será el mayor de los hijos sino el primer hijo.
Hay familias en las que se fabrica así un hijo mayor para que se encargue de los negocios familiares. En otras familias, varias generaciones cohabitan sistemáticamente bajo el mismo techo…Cuando se mira un genosociograma, es importante ver bien qué reglas están en vigor y quien las elabora.
Puede ser un abuelo, una abuela, un tío. Cuando comenzamos a percibir bien esas reglas, podemos intentar ayudar a que la familia alcance un mejor funcionamiento en la relación y a que cada uno de sus miembros tenga un mayor equilibro entre deudas y méritos. No siempre es fácil comprender todo cuando se descifra a una familia..
Ud. también se ha interesado en el fracaso escolar que según usted sería a menudo de orden transgeneracional.
En el caso del fracaso escolar, hay que añadir el aspecto socioeconómico de estas lealtades familiares brillantemente analizadas por Vincent de Gauléjac, que me ha abierto bien los ojos.
Él demuestra hasta que punto es difícil para un buen hijo o para una buena hija sobrepasar el nivel de estudios de su padre; por ejemplo, se pondrá enfermo la víspera del examen o tendrá un accidente cuando va al lugar donde se realiza tal examen. Al hacer esto, responde inconscientemente al mensaje doblemente apremiante de su padre (o de su madre): “Haz como yo, pero sobre todo no hagas como yo!” O bien: “Haré cualquier cosa por ti y quiero que triunfes… pero me da un miedo terrible que me sobrepases y nos dejes”. Ahora bien, esos mensajes y actos fallidos datan, la mayoría de las veces, de generaciones precedentes. Ahí también estamos gobernados por la fidelidad a los ancestros aunque sea inconsciente o invisible.
¿Qué queda entonces del libre albedrío?
Todo. Porque se nos ha dado la elección de liberarnos de la repetición para nacer a nuestra propia historia.

Fuente: entrevista publicada en la pagina WEB de Metas Asesoría y Formación.

martes, 26 de mayo de 2020

Facundo Manes. Conocer el cerebro para vivir mejor.

La educación protege nuestro cerebro...




Fuente: puede ver este vídeo en el cana de youtube AperndemosJuntos de BBVA

Quien es Facundo Manes.

Facundo Manes es un neurólogo y neurocientífico argentino. Es presidente de la World Federation of Neurology Research Groupon Aphasia, Dementia and Cognitive Disorders. Se graduó en la Facultad de Medicina de la Universidad de Buenos Aires y en la Universidad de Cambridge, Inglaterra (Phd in Sciences). Una vez concluida su formación de posgrado en Estados Unidos e Inglaterra, regresó a Argentina, donde creó INECO (Instituto de Neurología Cognitiva), que dirige en la actualidad, y el Instituto de Neurociencias de la Fundación Favaloro en la Ciudad de Buenos Aires. Ambos institutos son líderes internacionales en publicaciones científicas originales en neurociencias cognitivas. Es rector de la Universidad Favaloro en Buenos Aires, profesor de Psicología Experimental de la Universidad de Carolina del Sur (Estados Unidos), profesor del Departamento de Neurología de la Universidad de California (Estados Unidos) y profesor invitado de la Universidad de Macquarie (Australia). Asimismo es consultor del Cognition and Brain Sciences Unit del Medical Research Council de Cambridge (Inglaterra). Manes es investigador del Australian Research Council (ARC), del Centre of Excellence in Cognition and its Disorderse y del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET) de Argentina. Es director del Núcleo Universidad Diego Portales-Fundación INECO para las neurociencias en Chile. Preside, además, la Fundación INECO en Buenos Aires, organización sin fines de lucro, cuya misión es apoyar programas de investigación y difusión sobre prevención, detección y tratamiento de los trastornos neurológicos y psiquiátricos. Ha publicado más de 180 trabajos científicos sobre su especialidad en libros y revistas de gran prestigio internacional. Es invitado permanentemente a dar conferencias en distintas partes del mundo. Entre sus contribuciones más importantes, su grupo de investigación identificó las áreas prefrontales relacionadas con el proceso de toma de decisiones en humanos, los mecanismos neurales de la agresión y el rol de la ínsula en los procesos cognitivos y emocionales; caracterizó un nuevo síndrome denominado «amnesia epileptic transitoria»; describió, por primera vez, el proceso emocional de los pacientes con deterioro de conciencia mínima y las áreas cerebrales involucradas en el desarrollo de los síntomas del déficit de atención e hiperactividad (ADHD); desarrolló una bacteria neuropsicológica para detectar en forma temprana la demencia frontotemporal, y ha propuesto una teoría sobre el rol del contexto en los trastornos neuropsiquiátricos. En la actualidad, su área de investigación es la neurobiología de los procesos mentales, particularmente los mecanismos neurales involucrados en la toma de decisiones y la conducta social, y las bases neurales de la conciencia mediante el estudio de la reserva cognitiva de los pacientes en estado vegetativo persistente.

lunes, 25 de mayo de 2020

... en el camino encontré... a Anthony de Mello

Anthony de Mello nació en Bombay en 1931 y murió en Nueva York en 1987. Conocido en el mundo de habla inglesa y española por sus libros espirituales y sus cursos, conferencias y ejercicios sobre liberación interior. Sacerdote jesuita, toda su obra se consagró a lograr una enriquecedora síntesis entre la espiritualidad de Occidente y la de Oriente, superando falsas antinomias. Quiso arribar a un equilibrio entre racionalismo y misticismo que resultara en beneficio de la plenitud vital. Fue autor de numerosos libros: Autoliberación Interior, Caminar sobre las aguas, Práctica de la oración, La oración de la rana I y II, Rompe el ídolo.