martes, 12 de marzo de 2013

Nefertari - Reina y esposa amada....




La Gran Esposa Real de Ramses II


Nefertari -Nefertari Merytmut o Mut Nefertari- (1300-1250 a.C.) fue la Gran Esposa Real de Ramsés el Grande. Es una de las reinas egipcias más conocidas junto a Cleopatra, Nefertiti y Hatshepsut. Su tumba, lujosamente decorada, es la mayor y más espectacular del Valle de las Reinas. 

Los orígenes de Nefertari son desconocidos, pero se cree que pertenecía a la nobleza. Mientras ella fue reina su hermano Amenmose ocupó el cargo de alcalde de Tebas.

Nefertari se casó a los trece años con Ramsés, quince años antes de que éste ascendiera al trono, y fue la más importante de sus ocho esposas durante veinte años. Hacia el año 1240 a.C. su importancia parece menguar y sus imágenes al lado del faraón empiezan a escasear. 

Nefertari tuvo al menos cuatro hijos y dos hijas, pero ninguno de ellos ocupó el trono. El heredero de Ramsés fue el príncipe Merneptah, su hijo número 13 engendrado con otra esposa, Isetnofret. Ramsés engendró por lo menos 48 hijos durante su largo reinado-.

Nefertari murió en algún momento del año 25 del reinado de Ramsés, pasando Isetnofret a ocupar el puesto de esposa principal.




Ramsés y Nefertari


Nefertari fue probablemente la única reina egipcia que fue deificada en vida.
Cerca del templo de Ramsés en Abu Simbel se encuentra uno más pequeño dedicado a Nefertari y a la diosa Hathor, algo inusual ya que los templos solían estar dedicados a las deidades, nunca a los mortales. 
Su estatus lo confirma el hecho de que era representada como parte de la comitiva de su marido incluso en los viajes importantes. También se la representaba con un tamaño igual al de Ramsés, lo que indica lo importante que era para el faraón. 



Su importancia se ve reforzada por los escritos que aparecen en unas tablillas pertenecientes a la ciudad hitita de Hattusas, que contienen la correspondencia mantenida por Nefertari con el rey Hattusilis y su esposa Pudukhepa. Ella parece haber sido fundamental en el mantenimiento de la paz entre egipcios e hititas. 


Resulta insólito que un monarca siempre tachado de megalómano y egocéntrico como fue Ramsés II tuviese una debilidad tan clara como la que sentía por Nefertari. No sólo la colmó de honores en vida, sino que además se aseguró de que fuera conocida durante toda la eternidad. En la mayoría de las estatuas en las que aparece Ramsés II suele venir acompañado por Nefertari (aunque de mucho menor tamaño que su marido), y, lo que es más importante, tuvo el inmenso honor de ser deificada en vida, algo impropio de una gran esposa real.




En algunas paredes de la cámara funeraria de Nefertari aparece el poema escrito por Ramsés a su esposa muerta: "mi amor es único, nadie puede rivalizar con ella, porque ella es la mujer más hermosa..." Ramsés se refería a su amada esposa como "la única para la que brilla el sol".
El mejor testimonio del amor de Ramsés II y de Nefertari es el templo más pequeño de los dos que hay en Abu Simbel. Mientras que el mayor estaba dedicado a AmónRa-HorajtyPtah y Ramsés deificado, el menor era exclusivamente de la diosa Hathor, personificada en la figura de Nefertari. Sólo hay que ver la dedicatoria de la entrada de ese bello templo, lleno de imágenes de Nefertari y de sus hijos, para comprobar lo que sentía el faraón por su reina:

[...] Una obra perteneciente por toda la eternidad a la Gran Esposa Real Nefertari-Merienmut, por la que brilla el Sol.




Sin duda, la tumba más célebre del valle es la impresionante tumba de la reina Nefertari, esposa de Ramsés II. Está siglada con el número 66 y nada en el exterior preludia lo que esconde en sus entrañas. Fue descubierta en 1.904 por el italiano Schiaparelli.




Se accede a ella por una curiosa entrada formada por una rampa que conduce a un vestíbulo. Un segundo corredor, también con rampa, a cuyos lados descienden dos escaleras, nos lleva a la Cámara del Sarcófago desde donde se abren otras pequeñas cámaras más. 


La disposición es muy similar a la tumba número 80, que perteneció a Tuy, madre de Ramsés II. Goza de espléndidos y refinados dibujos sobre sus muros, elaborados por un artesano muy hábil que supo recoger fielmente la belleza de su reina. El color fresco, palpitante e impresionante, realmente conmociona y no podemos dejar de pensar que Ramsés II no pudo construir una tumba más bella para aquella que amó tanto. Los trazos son seguros, las imágenes perfectas y los dioses parecen salir de los muros para dejar patente que protegen a una gran reina, que guardan a la esposa de un gran faraón.


El inusual afecto de Ramsés por su esposa, descrito en las paredes de su tumba, demuestra que algunos matrimonios egipcios no eran meras cuestiones de conveniencia o medios para acumular más poder, sino que se basaban en el apego emocional. 




(c) Planeta Iksha -             

Poesía para la tarde....

A la intemperie 


Amando a la intemperie
sin tregua ni resguardo
como el noble samurai

que lucha con su sombra

y muere.




Ebria de amor

en el último tercio de la noche

me entrego,

ardo y giro, ardo y giro
en la exacta geometría de la danza.


Todo para nada.
Fuego de amor quemando la memoria.
Fuego de viento inasible
insaciable.
Fuego de amor en la memoria


A la sombra de Tu sombra
extravié mi corazón.
Ahora voy tras él
interrogándome


Ayúdame a cruzar
la temible frontera del silencio,
vaciarme hasta de Ti,
mirar sin miedo
los ojos vacíos de la nada
y encontrarte.


Más allá del laberinto silencioso
de la nada
anhelo el no-camino
donde ya no hay palabras
ni silencios.

Michèle Najlis

 Filologa, poeta, narradora y teóloga nicaragüense. 

jueves, 14 de febrero de 2013

El cielo es real - Experiencia cercana a la muerte.


La revista Newsweek sorprendió a propios y extraños con una publicación en la que el protagonista es un prestigiado neurocirujano al cual le tocó vivir una de esas experiencias en las que la ciencia suele ser muy hermética y escéptica, una historia por demás interesante de principio a fin...




A continuación comparto el artículo de Newsweek.



El cielo es real.

Introducción:

La famosa revista Newsweek sorprendió a muchos en su edición de Octubre 2012 con una portada y un titular impactante: "El cielo es real - La experiencia de un Doctor en el más allá". La revista publica un artículo escrito por un prestigioso neurocirujano estadounidense que luego de haber vivido una Experiencia Cercana a la Muerte (ECM), asegura haber visto y viajado al más allá. Presentamos a continuación la traducción completa de la nota de Newsweek.


Como neurocirujano, yo no creía en el fenómeno de las experiencias cercanas a la muerte. Hijo de un neurocirujano, crecí en un mundo científico. He seguido el camino de mi padre y me convertí en un neurocirujano académico, enseñando en Harvard Medical School y otras universidades. Entiendo lo que ocurre en el cerebro cuando las personas están a punto de morir, y siempre había creído que había una buena explicación científica para los viajes celestiales fuera del cuerpo, descritos por aquellos que escapaban a la muerte por poco.

El cerebro es un mecanismo sorprendentemente sofisticado pero extremadamente delicado. Si se reduce la cantidad de oxígeno que recibe, así sea la cantidad más pequeña, este reaccionará. No era una gran sorpresa que las personas que habían sufrido un traumatismo grave regresaran de sus experiencias con historias extrañas. Pero eso no significaba que habían viajado a algún lugar real.

Aunque me consideraba un creyente cristiano, era más de título que de creencia real. No me molestaban los que querían creer que Jesús era más que simplemente un buen hombre que había sufrido a manos del mundo. Simpatizaba profundamente con aquellos que querían creer que había un Dios en alguna parte ahí fuera que nos amaba incondicionalmente. De hecho, envidiaba a esas personas la seguridad que esas creencias sin duda les proporcionaban. Pero como científico, simplemente creía que era incorrecto creer en eso.

En el otoño de 2008, sin embargo, después de siete días en un estado de coma en el que se inactivó la parte humana de mi cerebro, el neocórtex, experimenté algo tan profundo que me dio una razón científica para creer en la conciencia después de la muerte.

Se cómo pronunciamientos como el mío les suenan a los escépticos, así que voy a contar mi historia con la lógica y el lenguaje del científico que soy.

Muy temprano por la mañana, hace cuatro años, me desperté con un dolor de cabeza muy intenso. En cuestión de horas, mi corteza entera - toda la parte del cerebro que controla el pensamiento y la emoción, y que en esencia que nos hace humanos - se había apagado. Los médicos del Hospital General de Lynchburg en Virginia, un hospital donde yo mismo trabajaba como neurocirujano, determinaron que de alguna manera había contraído una meningitis bacteriana muy poco frecuente que ataca sobre todo a los recién nacidos. Bacterias de e. coli habían penetrado en mi líquido cefalorraquídeo y estaban comiendo mi cerebro.

Cuando entré en la sala de emergencias aquella mañana, mis posibilidades de supervivencia en algo más que un estado vegetativo ya eran bajas. Pronto estas posibilidades cayeron a casi nulas. Durante siete días estuve en un coma profundo, mi cuerpo sin respuestas, mis funciones cerebrales superiores totalmente fuera de línea.

Luego, en la mañana de mi séptimo día en el hospital, mientras mis médicos consideraban si se suspendía el tratamiento, mis ojos se abrieron de golpe.

No hay una explicación científica para el hecho de que mientras mi cuerpo estaba en estado de coma, mi mente - mi conciencia, mi yo interior - estaba viva y bien. Mientras las neuronas de mi corteza cerebral fueron aturdidas hasta su total inactividad por las bacterias que las habían atacado, mi conciencia liberada del cerebro había viajado a una diferente y mayor dimensión del universo: una dimensión que nunca había soñado que podía existir, y que mi viejo yo previo al coma hubiera estado más que feliz explicando que se trataba de una simple imposibilidad.

Pero esa dimensión, a grandes rasgos, la misma que describen incontables personas que han vivido experiencias cercanas a la muerte u otros estados místicos, está allí. Existe, y lo que vi y aprendí allí me ha puesto literalmente en un mundo nuevo: un mundo en el que somos mucho más que nuestros cerebros y cuerpos, y donde la muerte no es el final de la conciencia, sino más bien un capítulo de un vasto e incalculablemente positivo viaje.

No soy la primera persona en tener evidencia de que la conciencia existe más allá del cuerpo. Breves y maravillosos destellos de este reino son tan antiguos como la historia humana. Pero hasta donde yo sé, nadie antes que yo haya viajado alguna vez a esta dimensión (a), mientras su corteza estaba completamente apagada, y (b), mientras que su cuerpo estaba bajo observación médica al minuto, como lo estuvo mi cuerpo durante los siete días completos de mi estado de coma.

Todos los argumentos principales en contra de las experiencias cercanas a la muerte sugieren que estas experiencias son el resultado de un mínimo, transitorio, o parcial mal funcionamiento de la corteza cerebral. Sin embargo, mi experiencia cercana a la muerte no tuvo lugar mientras mi corteza estaba funcionando mal, sino mientras estaba simplemente apagada. Esto se desprende claramente de la gravedad y la duración de mi meningitis, y de la complicación cortical global documentada por los escaneos TC y exámenes neurológicos. Según el conocimiento médico actual sobre el cerebro y la mente, no hay absolutamente ninguna manera de que yo pudiera haber experimentado ni siquiera una conciencia débil y limitada durante mi tiempo en el estado de coma, y mucho menos la odisea híper vívida y completamente coherente que experimenté.

Me tomó meses aceptar lo que me pasó. No sólo la imposibilidad médica de que había estado consciente durante mi coma, pero más importante aún, las cosas que sucedieron durante ese tiempo. Hacia el comienzo de mi aventura, yo estaba en un lugar de nubes. Grandes, esponjosas, de color rosa-blanco, que se presentaron nítidamente en contraste con el profundo cielo negro-azul.

Más alto que las nubes, inconmensurablemente más alto, una multitud de seres transparentes y brillantes se movían trazando arcos por el cielo, dejando largos trazos como serpentinas detrás de ellos.

¿Pájaros? ¿Ángeles? Estas palabras las registré más tarde, cuando estaba escribiendo mis recuerdos. Pero ninguna de estas palabras hace justicia a estos seres, que eran, sencillamente, diferentes a todo lo que he conocido en este planeta. Eran más avanzados. Formas superiores.

Un sonido, enorme y retumbante como un canto glorioso, descendió desde lo alto, y me pregunté si los seres alados lo estaban produciendo. Nuevamente, pensando en ello más tarde, se me ocurrió que la alegría de estas criaturas mientras volaban alto era tal, que tenían que emitir este sonido, y que si la alegría no salía de ellos de esta manera entonces simplemente no serían capaces de contenerla. El sonido era palpable y casi material, como una lluvia que se puede sentir en tu piel, pero que no te moja.

Ver y escuchar no estaban separados en este lugar donde ahora estaba. Podía escuchar la belleza visual de los cuerpos plateados de esos seres brillantes que estaban arriba, y pude ver la perfección creciente, alegre de lo que cantaban. Parecía que no se podía ver o escuchar ninguna cosa en este mundo sin volverse parte de ella, sin unirse con ello de alguna forma misteriosa. Una vez más, desde mi perspectiva presente, me permito sugerir que no se podría mirar “hacia” nada en ese mundo en absoluto, porque la palabra "hacia" en sí misma implica una separación que allí no existía. Cada cosa era distinta, pero cada cosa era también una parte de todo lo demás, al igual que los diseños ricos y entremezclados en una alfombra persa ... o en el ala de una mariposa.

Se vuelve más extraño aún. Durante la mayor parte de mi viaje, alguien más estaba conmigo. Una mujer. Ella era joven, y me acuerdo de cómo era en detalle. Tenía los pómulos altos y ojos profundamente azules. Trenzas doradas enmarcaban su hermoso rostro. La primera vez que la vi, estábamos juntos cabalgando sobre una superficie con un intrincado patrón, que después de un momento me di cuenta que era el ala de una mariposa. De hecho, millones de mariposas estaban alrededor de nosotros, enormes y agitadas olas de ellas, que se zambullían en un bosque y volvían de nuevo a nuestro alrededor. Era un río de vida y color, moviéndose a través del aire. La vestimenta de la mujer era simple, como la de un campesino, pero sus colores en polvo azul, índigo y pastel de naranja-durazno tenían la misma abrumadora y súper vívida vitalidad que todo lo demás. Ella me miró con una mirada que, si la vieras durante cinco segundos, haría que tu vida entera hasta ese punto valiera la pena, sin importar lo que haya ocurrido en ella hasta ahora. No era una mirada romántica. No era una mirada de amistad. Era una mirada que de alguna manera estaba más allá de todo esto, más allá de todos los diferentes tipos de amor que tenemos aquí en la tierra. Era algo superior, que contenía todos estos tipos de amor en si mismo, mientras al mismo tiempo era mucho mayor que todos ellos.


Sin pronunciar una sola palabra, ella me habló. El mensaje me atravesó como un viento, y al instante comprendí que era cierto. Lo supe de la misma manera en que supe que el mundo que nos rodeaba era real, no era una fantasía pasajera e insustancial.

El mensaje tenía tres partes, y si tuviera que traducirlas al lenguaje terrenal, sería algo como esto:

"Ustedes son amados y apreciados, muchísimo y para siempre."

"No tienes nada que temer."

"No hay nada que puedas hacer el mal."

El mensaje me inundó con una inmensa y loca sensación de alivio. Era como si me hubieran entregado las reglas de un juego al que había estado jugando toda mi vida sin nunca haberlo comprendido plenamente.

"Te vamos a mostrar muchas cosas aquí", dijo la mujer, una vez más, sin llegar a utilizar estas palabras, sino transmitiéndome directamente su esencia conceptual. "Pero eventualmente vas a regresar".

Para ello, sólo tenía una pregunta.

¿Regresar a dónde?

Un viento cálido soplaba, como los que surgen en los días más perfectos de verano, sacudiendo las hojas de los árboles y fluyendo como agua celestial. Una brisa divina. Esto cambió todo, transformando el mundo a mi alrededor en una octava incluso más alta, una vibración más alta.

A pesar de que aun tenía una pequeña función del lenguaje, al menos la idea que tenemos de él en la Tierra, sin decir palabras comencé a formular preguntas a este viento, y al ser divino que sentía que trabajaba detrás de él o dentro de él.

¿Dónde está este lugar?
¿Quién soy yo?
¿Por qué estoy aquí?

Cada vez que expresé silenciosamente una de estas preguntas, la respuestas llegaron inmediatamente, en una explosión de luz, color, amor y belleza que soplaba a través de mí como una ola rompiendo. Lo más importante de estas explosiones es que no callaban mis preguntas abrumándolas. Respondían a las preguntas, pero de una forma que pasaba el lenguaje por alto. Los pensamientos me entraban directamente. Pero no era pensamiento como lo experimentamos en la Tierra. No era vago, inmaterial o abstracto. Estos pensamientos eran sólidos e inmediatos, más calientes que el fuego y más húmedos que el agua, y mientras los recibía era capaz de comprender al instante y sin esfuerzo conceptos que me habría llevado años comprender plenamente en mi vida terrenal.

Seguí avanzando y me encontré ingresando en un inmenso vacío, completamente oscuro, infinito en tamaño, pero también infinitamente reconfortante. Era profundamente negro pero a la vez rebosante de luz: una luz que parecía venir de un orbe brillante que ahora sentía más cerca de mí. El orbe era una especie de “intérprete” entre mí y esta vasta presencia que me rodeaba. Era como si yo estuviera naciendo a un mundo más grande, y el propio universo era como un útero cósmico gigante y el orbe (que sentí estaba conectado de alguna manera con, o incluso era idéntico a la mujer sobre el ala de la mariposa) fue guiándome a través de él.

Más tarde, cuando volví, me encontré con una cita del Siglo XVII, del poeta cristiano Henry Vaughan, que estuvo muy cerca de describir este lugar mágico, este núcleo vasto y negro como tinta, que era el hogar de la misma Divinidad.


“Hay, dicen algunos, en Dios, una oscuridad profunda pero deslumbrante”.

Eso era exactamente: una negra oscuridad que también estaba rebosante de luz.

Sé muy bien cuan extraordinario, cuan francamente increíble, todo esto suena. Si alguien, incluso un médico, me hubiera contado una historia como ésta en los viejos tiempos, hubiera estado bastante seguro de que estaba bajo el hechizo de algún delirio. Pero lo que me pasó fue, lejos de ser delirante, tan real o más real que cualquier otro acontecimiento en mi vida. Eso incluye el día de mi boda y el nacimiento de mis dos hijos.

Lo que me pasó exige una explicación.

La física moderna nos dice que el universo es una unidad que es indivisible. Aunque parece que vivimos en un mundo de separación y diferencia, la física nos dice que debajo de la superficie, cada objeto y acontecimiento en el universo está completamente entretejido con todos los demás objetos y eventos. No hay verdadera separación.

Antes de mi experiencia de estas ideas eran abstracciones. Hoy son realidades. El universo no sólo está definido por la unidad, sino también, ahora lo sé, definido por el amor. El universo como lo experimenté en mi estado de coma es - he descubierto con sorpresa y alegría- el mismo sobre el cual tanto Einstein y Jesús habían hablado en sus (muy) diferentes maneras.

He pasado décadas como neurocirujano en algunas de las instituciones médicas más prestigiosas de nuestro país. Sé que muchos de mis compañeros se aferran, como yo en el pasado, a la teoría de que el cerebro, y en particular la corteza, genera la conciencia y de que vivimos en un universo desprovisto de cualquier tipo de emoción, y mucho menos del amor incondicional que ahora se que Dios y el universo tienen hacia nosotros. Pero esa creencia, esa teoría, ahora yace rota a nuestros pies. Lo que me pasó la destruyó, y tengo la intención de pasar el resto de mi vida investigando la verdadera naturaleza de la conciencia y difundiendo el hecho de que somos más, mucho más, que nuestro cerebro físico, lo más claro que pueda, tanto hacia mis colegas científicos como hacia la gente en general.

No espero que esto sea una tarea fácil, por las razones que he descrito anteriormente. Cuando el castillo de una vieja teoría científica comienza a mostrar líneas de falla, al principio nadie quiere prestar atención. En primer lugar, el antiguo castillo simplemente ha tomado mucho trabajo para ser construido, y si se cae, uno completamente nuevo tendrá que ser construido en su lugar.

Esto lo aprendí de primera mano después de que estuve lo suficientemente bien como para volver a salir al mundo y hablar con otras personas -personas, es decir, que no sean mi sufrida esposa, Holley, y nuestros dos hijos-, acerca de lo que me había pasado. Las miradas de incredulidad cortés, especialmente entre mis amigos médicos, pronto me hicieron ver la gran tarea que tendría para que la gente comprendiera la enormidad de lo que había visto y experimentado esa semana mientras mi cerebro estaba apagado.

Uno de los pocos lugares en los que no tuve problemas para transmitir mi historia era un lugar que antes de mi experiencia había visto bastante poco: la iglesia. La primera vez que entré en una iglesia después de mi coma, veía todo con ojos nuevos. Los colores de los vitrales me recordaron la luminosa belleza de los paisajes que había visto en el mundo de arriba. Las notas bajas profundas del órgano me recordaron cómo los pensamientos y emociones en ese mundo son como olas que se mueven a través de ti. Y, lo más importante, una pintura de Jesús partiendo el pan con sus discípulos evocó el mensaje que permanece en el corazón mismo de mi viaje: que somos amados y aceptados incondicionalmente por un Dios aun más grande e insondablemente glorioso que el que me habían enseñado de niño en la escuela dominical.

Hoy en día muchos creen que las verdades espirituales vivas de la religión han perdido su poder, y que la ciencia, no la fe, es el camino a la verdad. Antes de mi experiencia tenía una fuerte sospecha de que ese era el caso para mí.

Pero ahora entiendo que esta opinión es demasiado simple. El hecho cierto es que la imagen materialista del cuerpo y el cerebro como los productores, en lugar de los vehículos, de la conciencia humana, está condenada. En su lugar, una nueva visión de la mente y el cuerpo va a surgir, y de hecho ya está emergiendo. Este punto de vista es científico y espiritual en igual medida y valorará lo que los más grandes científicos de la historia siempre se han valorado por sobre todo: la verdad.

Esta nueva imagen de la realidad tomará mucho tiempo en armarse. No va a estar terminada en mi tiempo, o incluso, sospecho, tampoco en el tiempo de mis hijos. De hecho, la realidad es demasiado vasta, demasiado compleja y demasiado irreductiblemente misteriosa para que una imagen de ella alguna vez llegue a estar absolutamente completa. Pero, en esencia, esta imagen mostrará al universo en evolución, multidimensional, y conocido en detalle hasta cada uno de sus últimos átomos por un Dios que nos cuida mucho más profunda y apasionadamente que cualquier padre que alguna vez haya amado a su hijo.

Aún sigo siendo un doctor, y aún sigo siendo un hombre de ciencia, casi exactamente igual a como era antes de que tuviera mi experiencia. Pero en un nivel más profundo soy muy diferente a la persona que era antes, porque he podido vislumbrar esta imagen de la realidad que está surgiendo. Y puedes creerme cuando te digo que va a valer la pena cada pequeño paso de la labor que nos llevará, y a los que vienen después de nosotros, para llegar a comprenderla bien.


Dr. Eben Alexander, The Daily Beast, 08 de Octubre 2012

Fuente original: http://www.thedailybeast.com/newsweek/2012/10/07/proof-of-heaven-a-doctor-s-experience-with-the-afterlife.html
Traducción: Sebastián Alberoni

miércoles, 9 de enero de 2013

Flores de Bach - Grupo: "La Incertidumbre"



Grupo   " La Incertidumbre"

Flores para los que dudan


Estas flores son eficaces para todos aquellos que postergan sus acciones por falta de seguridad o convencimiento, los que apuestan al fracaso, sabotean la toma de decisión propia dejando intervenir a la opinión ajena, los seres grises sin entusiasmo que no se arriesgan y navegan siempre entre dos aguas.

La certeza como algo definido y por lo tanto claro y presto para la acción, no es algo que se manifieste constantemente en el ser humano. En algunos momentos no sabemos claramente hacia dónde dirigir nuestros pasos. Nuestro perfil no está aún definido, balbuceamos, emprendemos con recelo y desconfianza algunas actividades. Manifestamos ideas copiadas de otros para evitar el fracaso.

La inquietud, la ansiedad, la duda, el miedo al futuro, la falta de confianza en nosotros mismos etc... hace que la incertidumbre planee en nuestro interior, poniendo de manifiesto el vacío creativo que paralizara la acción real que deberíamos emprender y que llegará sin duda alguna tras haber iniciado la primera de las propuestas a ser, quien realmente somos. No importa la dirección, la frecuencia, el ritmo, lo acertado de está o no, lo único importante es que demos el primer paso desde la fuerza interior de nuestra verdadera identidad. Con coraje y llenos de confianza apostemos por nuestra idea aunque está en el futuro sea reemplazada por otra más completa.

Sentimos la necesidad de iniciar algo, pero no sabemos qué. Preocupados damos vueltas a las ideas que emergen en nuestra mente y que disipa la certeza de nuestro propio razonamiento anterior. Existen distintos tipos de matices en la expresión de la incertidumbre y Bach eligió 6 flores en este grupo. Así la duda, la ambivalencia, la indecisión, la desesperanza, la frustración, la insatisfacción. Están recogidas en las esencias que componen este grupo.

“Sin embargo, es importante retener la idea genérica de que la ansiedad que surge de la incertidumbre en sus distintas facetas responde a la condición de la persona que evita realizar sus potencialidades libremente. Del mismo modo, la culpa es la expresión del rechazo a concretar estas potencialidades. De modo que los que sufren de incertidumbre padecen a causa de la falta de despliegue de sus posibilidades y proyectos” Bárbara Espeche.

Las flores en este segundo grupo, empujan a la acción y llegan como consecuencia del anterior grupo que en este se muestra como principio de individuación. 



Cerato

Concepto clave: Falta de confianza en el propio juicio. Afanosa búsqueda de consejo.

Descripción general: Personas que dudan de su capacidad de decidir apropiadamente sobre lo que es adecuado para ellos. Inseguros buscan el apoyo y consejo ajeno permitiendo que los demás interfieran fácilmente en sus decisiones y gustos. De esto resulta una apariencia de dispersión, superficialidad, fluctuación e inconstancia. Suelen actuar de acuerdo a la última opinión recibida. Sus proyectos se ven demorados debido a ese estado de incertidumbre. Se agobian ante la exigencia de una mayor resolución, no sabiendo qué y cómo responder. Suelen ser respetuosos y seguir las convenciones sociales, se dispersan con facilidad y cuando están enfermos suelen probar –y abandonar- distintos tratamientos atraídos por la última opinión recibida. Pero también pensemos en aquellos momentos en los que se recurre al péndulo, al tarot o al I Ching para tomar decisiones, esa sensación de no saber qué hacer, qué pensar, cómo proseguir... ésta es la incertidumbre que trata Cerato.

Considerar en: Crisis de identidad en adolescentes y adultos. Niños y adultos que copian actitudes, exámenes, y opiniones. Dispersión como actitud ante el estudio y la organización. Atención puesta en pequeños detalles que lo extravían de lo esencial, y una general apariencia “boba”.

Cualidades que desarrolla: Confianza en las propias decisiones y modos de pensamiento. 




SCLERANTHUS

 Concepto clave: Indecisión. Oscilación afectiva y mental. Alternancia. Falta de estabilidad psicofísica.

Descripción general: Se trata de estados circunstanciales, o bien de caracteres en los que predomina la duda. Este clima general de indecisión conduce a un embotamiento del actuar por miedo a las consecuencias futuras, que siempre, supone quien así siente, serán indeseables. Vivencia de inmovilidad debido a sentirse atrapado entre dos tendencias contrapuestas.

Considerar en: Cambios acentuados de humor: alegría/tristeza; y afectivos: amor/odio. Similar oscilación se observa a nivel físico: diarrea/estreñimiento, hipo/hipertensión, mareos, vértigos, vaivenes del ánimo premenstrual. Sueño intermitente: duermo/despierto.

Cualidad que desarrolla: Estabilidad. Equilibrio. Ordena ritmos. Integrador de polaridades.
 




  Gentian

 Concepto clave: Desánimo. Baja tolerancia a la frustración.

Descripción general: Se trata del abatimiento, no estamos diciendo “postración” (Olivo) ni “desesperación” (Cherry Plum y Sweet Chestnut) ni “grave tristeza por causa desconocida” o no (Mustard). Este desánimo está asociado a la pérdida de algo importante para el sujeto. Se trata de una contrariedad. Esta caída del ánimo puede ser puntual (un suspenso en los exámenes, por ej.) en cuyo caso la administración de Genciana está bien indicada si el sujeto se muestra muy afectado; pensemos en los niños que se preocupan mucho ante un obstáculo. Esta moral abatida puede dejar de ser un hecho puntual para extenderse en el tiempo y constituir un núcleo pesimista e inseguro que impide la continuidad y permanencia en los objetivos personales: si el sujeto no advierte rápidamente los resultados de una búsqueda de empleo, por ejemplo, se acoge a un sentimiento de debilidad e impotencia ante las trabas que el mismo hecho de buscar trabajo impone. La demora, las dificultades, las respuestas negativas a lo que quiere, pasan a ser “lo único que sucede y sucederá”. Nada más frustrante.

Considerar en: Animo triste ante “malas noticias”. Llanto fácil (combinar con Chicory si hay lamento victimista). Formularla en rehabilitaciones y recaídas de enfermedades.

Cualidad que desarrolla: Fe en uno mismo, en la gestión personal y los propios recursos. 





Gorse

Concepto clave: Claudicación, pérdida de fe.

Descripción general: El arribo a este estado puede deberse a un largo padecimiento afectivo, a un gran esfuerzo que se ha realizado en pos de sacar adelante un proyecto o bien como resultado de una enfermedad crónica o incurable. El sujeto piensa que lo ha intentado todo (“¿Hay alguna razón para seguir viviendo?”) y ya nada puede mejorar, no tiene esperanza en sus propias fuerzas, se siente sin futuro e impotente; puede, no obstante, hacer un último intento persuadido por otro, aunque sin demasiadas expectativas.

Considerar en: Aspecto ojeroso, cansino, abatido, lento, pálido.  Para el abatimiento en las largas y difíciles enfermedades.

Cualidad que desarrolla: Recuperación de la fe en los resortes curativos. Aceptación del propio destino.

Otras observaciones: Pensar que algo no tiene solución es asemejar la experiencia de vivir a la de morir -lo único irreversible en realidad. Gorse trata de una afectación profunda del deseo, de una disminución drástica de la pulsión de vivir constituida alrededor de la pérdida de una persona, trabajo, o la propia salud. Su acción, como insuflador de nuevos bríos vitales es contundente, y los técnicos florales saben de la importancia de darla al inicio de algunos tratamientos para despejar la claudicación y hacer lugar a un modo más esperanzado de pensar la vida (o la muerte). Suele confundirse este estado con el que reconduce GENCIANA, pero esta última conlleva más lamentación y queja que el hundimiento resignado e introvertido de GORSE.

 



 HORNBEAM

Concepto clave: Duda de sus fuerzas; fatiga previa a la puesta en marcha; letargia y dilación; falta de motivación.

Descripción general: La descripción que hace Judy Howard de esta esencia es una de las más atinadas: “Es para la dilación y el tipo de fatiga que ocurre antes de que suceda algo”. Lo que causa esta letargia es la anticipación de que lo que está a punto de suceder, o lo que uno tiene que hacer, es costoso. “No podré con lo que debo realizar”, porque “No tengo fuerzas”, porque “Es rutinario”, y tal vez “Pueda hacerlo más tarde”. Claro está que este abotargamiento no impide la ejecución, como sí ocurre con la esencia del Olive (agotamiento total); al contrario, lo que caracteriza a Hornbeam es justamente que cree que no podrá y termina pudiendo. Comienza aletargado y va despejándose a lo largo del día.

Considerar en: Considerar en astenia, pesadez, falta de ánimo e interés puntual (no confundir con Wild Rose, para la apatía). Despertarse más cansado que al acostarse. Niños que se aburren, desmotivados o se “aplatanan”.

Cualidad que desarrolla: Recuperación del tono vital, del aliciente y el entusiasmo. 




  Wild Oat

Concepto clave: Dispersión. Insatisfacción, desorientación y búsqueda del propósito vital.

Descripción general: Personas con variados talentos y múltiples intereses, con la necesidad de destacar y desarrollar alguno en particular para permitirse crear algo que pueda ser importante para la sociedad en que viven. No obstante, esta misma multiplicidad que es afán de más (que no es “mejor”) -más novedad, más intensidad, más originalidad-, es virtud, pero también búsqueda hedonista e insaciable que los aboca a un nomadismo intermitente: de vocación en vocación, de trabajo en trabajo, de país en país, cuando no de persona en persona como el incansable Don Juan.

Considerar en: Desorientación vocacional en la adolescencia y reorientación de las actividades en los replanteamientos propios de la madurez. Cuadros confusos: abundancia de síntomas, ánimo irritable, indeciso, insatisfecho, desorientado, inestable.

Cualidad que desarrolla: Orientación. Arraigo. Definición de cuadros confusos: catalizador.




© Susana Veilati, Terapeuta Floral Integrativo. Presidenta de Seflor y miembro de Sedibac. Docente floral y conferenciante en congresos y otros eventos en Alemania, Argentina, Costa Rica, España, Méjico, Portugal e Italia. Directora de la Escuela Española de Terapia Floral. Autora de “Tratado Completo de Terapia Floral”. Formada en psicodrama, ayuda a personas en duelo, psicoanálisis, terapia gestalt y psicología transpersonal.