viernes, 20 de abril de 2012

El Misterio de las Coincidencias

Hace ya algún tiempo llego a mis manos, diríamos "por casualidad" un libro que me confirmo lo que sospechaba ya hacia un largo tiempo... ese libro fue: "El misterio de las coincidencias", escrito por el médico argentino, Dr. Eduardo Zancolli, eminente cirujano de miembros superiores de nuestro país. 
 El autor indaga sobre la significación e importancia de los lugares, los objetos y las costumbres en busca de un sentido que le de unidad a su vida. Retoma para este fin los aportes de la teoría de la sincronicidad de Jung, aspectos de la física cuántica y una perspectiva personal sobre la religión budista. De esta manera, el autor nos obliga a replantearnos todo nuestro camino, desde un plano que, tal vez, hemos dejado de lado, un camino alternativo que aún no hemos recorrido y aguarda ser descubierto. Espero que se animen a esta reveladora lectura.                                                                                                                                                (c) Iksha



Copio un artículo publicado por el diario La Nación el 25/05/2003


En octubre de 1973, el actor Anthony Hopkins fue contratado como intérprete para un film basado en The Girl of Petrovska, una novela de George Feifer. El actor trató de conseguir la novela para conocer mejor el tema, pero le fue imposible, estaba agotada. "Sin embargo, un día en que esperaba el subterráneo en una estación londinense descubrió en el asiento vecino un libro y, con sorpresa, comprobó que se trataba de La chica de Petrovska. Al abrirlo, notó que en los bordes de las páginas había largas y prolijas anotaciones en lápiz", comenta el doctor Eduardo R. Zancolli, médico y autor de El misterio de las coincidencias. Una aventura guiada por la sincronicidad, un libro publicado en septiembre de 2002, que tuvo una segunda edición en marzo de este año, y fue prologado por un colega y amigo del autor, Deepak Chopra. 

"Pero la historia no termina allí. Durante la filmación, Hopkins conoció a George Feifer, que le hizo una curiosa revelación: que en una estación del subte londinense había perdido un ejemplar valiosísimo de su novela, con las anotaciones que servirían de base para el libro cinematográfico. Es decir, alguien (Hopkins) busca algo e inconcientemente pone en movimiento una serie de coincidencias (olvido del ejemplar por Feifer) que resuelven el problema de manera imprevisible, fuera de lo común, casi poética, pero muy eficaz. Bien, eso es sincronicidad." 

–¿Cuándo aparece la sincronicidad en su vida?

–El tema me interesó desde que era un niño, pero en junio de 1998 un amigo me anunció que iba a llevarlo a Deepak Chopra a Uruguay y que me necesitaba para que fuese el asistente personal del médico indio durante su estada. Yo acababa de llegar del norte de la India, donde había tenido una serie de experiencias extraordinarias que cambiarían mi vida y que ocupan buena parte de mi libro. 

–¿Qué le pareció Chopra?

–Me resultó muy agradable y me deslumbró con su mente lúcida y conectada con el espíritu del universo. El lunes 8 de junio fuimos a almorzar después de una conferencia de prensa y me preguntó cómo me había ido en la India. Algo muy mágico, muy movilizador a nivel personal, respondí. Entonces me pidió que le contara mi experiencia. Fue una larga exposición que duró hasta que trajeron los postres. Comentó que era curioso, porque el día anterior le había dicho a Alicia, su representante, que quería encontrar historias sobre sincronicidad y en mi relato había varias. ¿Sincronicidad? ¿Qué era eso? Ese fue mi primer encuentro con la palabra. Después, Chopra me invitó a participar en un seminario que se daría en agosto en San Diego, donde entre otros temas figuraba la sincronicidad. El término fue acuñado por Carl Gustav Jung en 1952, que ya había tratado el tema unos años antes en la introducción a la versión del I Ching (Libro de las mutaciones) de su amigo Richard Wilhelm, pero es algo tan viejo como la historia del hombre. 

–¿Cómo es eso?

–Coincidencias y hechos casuales hubo siempre, pero con la llegada de las grandes religiones pasaron a ser consideradas como pistas, formas de comunicación del hombre con lo sagrado, con el mundo espiritual; podemos verlo en la Biblia, por ejemplo. Sin embargo, en cierto momento de la historia, con la aparición del racionalismo, esos puentes se quiebran. El hombre se separa de su contexto espiritual y diseña una visión del mundo donde aparentemente todo está bajo su dominio, es previsible. Hasta el tiempo pasa a ser algo lineal que puede encerrarse en una pequeña caja que ata a su muñeca. Ignorar algo tan profundo tiene su costo, ése es uno de los dramas del hombre actual. La sincronicidad es el estudio de esos atajos que unen al hombre con lo espiritual. 

–¿Hay maneras conscientes de acercarnos a esos llamados?

–Sí, podemos rastrearlos, buscar sus pistas en nuestro ir y venir de todos los días, como detectives espirituales. Los llamados tratan, además, de ayudarnos a retomar nuestro camino cuando nos perdemos. Una manera de acercarnos es con la meditación o alguna de esas actividades donde cuerpo y mente se unen; tener una actitud relajada, pero atenta. Las grandes religiones y tradiciones espirituales sostienen que no estamos aquí por casualidad, sino para cumplir una misión. Algo muy importante es que la visión que la ciencia actual tiene de la realidad es la de la física cuántica, de gran parecido con la de los místicos. Todo fluye y todo tiene que ver con todo y, aunque nuestros sistemas perceptivos no lo registren, todos estamos unidos. 

–¿Pero eso no es lo que nos enseñaron en el colegio?

–Claro que no. Yo me recibí de médico sin que me hubiesen hablado de física cuántica y eso que los descubrimientos de Max Planck, el fundador de la teoría, son de 1900. Ahora estamos al borde de grandes cambios; por ejemplo, aunque no lo notemos, estamos a punto de reemplazar el sistema digital por el cuántico. Y hay proyectos en marcha que eran de exclusiva propiedad de la ciencia ficción como desintegrar un cuerpo, transportarlo y volverlo a integrar en cualquier lugar del espacio. 

–¿Por qué esa desinformación?

–Me lo pregunté muchas veces: ¿cómo es posible que esos conocimientos,indispensables para moverse en el mundo, no se puedan traducir a un lenguaje popular y enseñarlo en las escuelas? Entonces recuerdo una frase del doctor Richard Feynman, premio Nobel de Física de 1965, que dice: Si uno elabora una teoría y no consigue contársela a su abuela y que ella la entienda, es que no sabe bien qué está investigando.

"En El sendero del mago, Deepak Chopra dice que las coincidencias son como llamados del Espíritu (que cada uno puede nombrar como quiera, Dios, la conciencia pura, el Tao, etc.), que trata de comunicarse con nosotros y restablecer un diálogo. Generalmente, aparecen cuando sufrimos una crisis profunda: pérdidas, búsquedas, grandes transformaciones, algo que libera una gran cantidad de energía. La aparición siempre es imprevista (si se quiere, ilógica) y la actitud debe ser de disfrutar su aparición y, sobre todo, no ofrecerle resistencia. En cuanto tratamos de manipularlo, el contacto se pierde."  


                                                                                                                       Luis Aubele
 



No hay comentarios:

Publicar un comentario